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Cuando caen de sus tejados
Salgo y alzo mi vista
Para ver como caen esos vestidos negros
De inspiraciones eternas y frías (a veces acogedoras).
Me arrodillo para olerlas en el vacío
Captar el sazón de su aroma
Bautizarme con ellas.
Si tuviera rostro lo besaría
Porque enamorado he permanecido desde que la observe
Sensible a sus caricias.
Mas algunos aseveran que su proporción
Goza de malevolencia y frivolidad.
Yo declaro a gritos que es el sueño de los perdidos
Y el acontecer de locuras que distancian de ser vanas
Lo digo solo para aquellos que sufren el placer de beber de sus conciencias (como pocos).
Al ocaso mi palpitante se vicia de su oscuridad
Mis dientes abrazan a un nuevo encuentro
Y los perfumes preparan la juerga de la misteriosa noche.
Escrito en la noche- mañana a las 2:51 para Marcela Ortega del día martes 30 de septiembre del año 2008 mientras hacia el amor con la noche.
Por el poeta Eduardo R. Arias.